Muchas veces lo que nos impide ir al psicólogo es el “qué dirán”, o el pensar que no es “tan grave” lo que me ocurre.
Hoy en día aún existe mucho miedo en cuanto al hecho de reconocer que quereremos mejorar nuestra salud mental, por el contrario, nos gusta reconocer que queremos mejorar nuestra salud física; ¿acaso no le contamos a todo el mundo cuando vamos al gimnasio?
Hoy os voy a explicar los trastornos de somatización, en los que la mente y el cuerpo están unidos.
Son bien conocidas las llamadas “somatizaciones”: dolor de cabeza cuando hemos pasado un día bajo mucho estrés, dolor de barriga antes de una entrevista de trabajo, o un examen. Pero hay somatizaciones que desembocan en enfermedades físicas crónicas, y es que las emociones, los pensamientos y el cuerpo se encuentran íntimamente relacionados.
Los trastornos somatomorfos son un grupo de enfermedades que implican molestias físicas que no pueden ser explicadas por la existencia de una lesión orgánica, o al menos no de manera lógica y concluyente.
A corto plazo, los pacientes suelen insistir en la presencia de síntomas físicos como dolor, inflamación, náuseas, vértigo, debilidad o lesiones, pero niegan tener problemas psicológicos, y acuden al médico una y otra vez para obtener pruebas diagnósticas a pesar de que los hallazgos continuamente resultan negativos. La sensación física de estos pacientes con trastornos somatomorfos no es ficticia o inventada, es sintomatología real que no tiene explicación o causa física.
El diagnóstico de un trastorno somatomorfo se da cuando los factores psicológicos generan una gran influencia en la aparición, gravedad y duración de los síntomas que describe el paciente. Los trastornos somatomorfos no son el resultado de simulación consciente.
Entre ellos encontramos desde las afecciones alérgicas de la piel, algunas gripes o las jaquecas. Aparece en patologías como el asma bronquial, la úlcera gástrica, la gastritis, la colitis ulcerosa, el síndrome de colon irritable, la hipertensión arterial, la neurodermatitis, la artritis reumatoide, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de Kearns-Sayre, el síndrome de Klippel-Feil, la tirotoxicosis, algunos tipos de fibromialgia, el infarto de miocardio, la enfermedad de Crohn, la urticaria, el lupus eritematoso sistémico, la alopecia, la fiebre del heno, algunas enfermedades coronarias, algunas enfermedades atópicas, algunas dermatitis, algunos tipos de diabetes, algunos tipos de cáncer, la púrpura trombocitopénica idiopática, la blefaritis, el lumbago, algunas enfermedades culturales, algún hipertiroidismo, algún hipotiroidismo, los eczemas o la psoriasis, entre otros; todos ellos mensajes silenciosos del cuerpo.
¿Por qué esperar a somatizar? ¡Llámanos!